sábado, 6 de junio de 2009

Dos visiones de la muerte y la actualidad de Zapata

Cuautla, Mor., abril 2 de 2009

DOS VISIONES DE LA MUERTE Y LA ACTUALIDAD DE ZAPATA
Por Plutarco Emilio García Jiménez
Conferencia en el Homenaje al general Emiliano Zapata.
Ayuntamiento de Cuautla y la Fundación de Estudios e Investigación Emiliano Zapata.

Este año se cumplirá un siglo en que el joven Emiliano Zapata fue nombrado Calpuleque por la Junta de Defensa del pueblo de Anenecuilco. Su misión sería recuperar las tierras arrebatadas a su pueblo por los hacendados.

En 1911, en los días de semana santa, Pablo Torres Burgos y Emiliano Zapata, al saber que la revolución había estallado en el norte y en algunas regiones del estado de Guerrero, aprovecharon la fiesta de Cuaresma en Cuautla, para iniciar su levantamiento.

Con el grito “¡Arriba pueblos, abajo haciendas!, un grupo de jóvenes irrumpió en Villa de Ayala, donde dieron lectura al Plan de San Luís y llamaron a la población a sumarse al movimiento.

Al grupo rebelde se unieron habitantes de Moyotepec, San Rafael Zaragoza, Quilamula y Los Hornos. Desde las playas del Río Grande recorrieron la Sierra de Huautla, para reunirse en Mitepec, Puebla con el viejo revolucionario Gabriel Tepepa. Así nació el ejército zapatista.

Ante la negativa de Madero a devolver las tierras a los pueblos que fueron despojados de ellas, Zapata lanzó el Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911. En este histórico documento se plasmó no sólo la demanda agraria, sino las utopías de la libertad, la democracia, la justicia y el respeto a la ley.

El lanzamiento del Plan de Ayala marca la ruptura entre los revolucionarios que sólo ambicionaban el poder y los revolucionarios que demandaban cambios en beneficio de los desposeídos, como la tierra, la democracia y la libertad para el pueblo.

Los zapatistas experimentaron diversas formas de lucha, además de la armada; pusieron en práctica formas de gobierno comunitario, fortalecieron el municipio, recuperaron la tierra en muchos pueblos de Morelos y Guerrero; mantuvieron la agricultura campesina y la economía rural; dieron lecciones sobre democracia y la aplicación de la justicia.

Resistieron nueve años en su terca y heroica lucha (a la que en 1914 se incorporaron los Villistas), primero contra la dictadura porfirista, luego contra Madero, Huerta, Carranza y Obregón.

La lucha de los guerreros del sur terminó con la traición y muerte al general Zapata, el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca.

Cómo celebró la prensa oficial la muerte del general Zapata

A lo largo de la lucha zapatista, el Caudillo del Sur y sus huestes fueron objeto de los más groseros y zahirientes calificativos, en no pocas ocasiones, con gran carga racista y discriminatoria.

Días antes de la traición la prensa nacional al servicio de los hacendados, arreció sus ataques e insultos contra el “Atila del Sur”, “El Chacal”, el bandolero que comandaba “hordas de forajidos”, etc., al tiempo que se exaltaba el valor y el patriotismo de Venustiano Carranza y del general Pablo González, y se glorificaba la defección o rendición de algunos oficiales zapatistas.

Los días siguientes de la traición y asesinato del general Zapata, el 11 y 12 de abril de 1919, la prensa nacional e internacional (1) publicaron con júbilo y triunfalismo los pormenores de la cobarde emboscada que Guajardo le tendió al jefe de la Revolución del Sur.

El diario El Universal (11-04-1919) publicaba en primera plana: EMILIANO ZAPATA, DERROTADO Y MUERTO POR TROPAS DEL GRAL. PABLO GONZÁLEZ.

El Demócrata (11-04-1919) en su primera plana decía: EMILIANO ZAPATA FUE MUERTO EN COMBATE. Fuerzas del Coronel Jesús Guajardo, dieron fin a la vida del “Atila del Sur”. Y la nota continuaba:

EMILIANO ZAPATA, el “Atila del Sur”, semejante por sus crímenes al rey de los Hunos que saqueó Roma; Zapata el errante merodeador que desde 1910 conmoviera a la República en las montañas de Morelos…; Zapata el destructor de Morelos, el volador de trenes, el sanguinario que bebía en copas de oro, por su idiosincrática cobardía personal, pagó ya su tributo a la naturaleza, a manos del coronel Jesús Guajardo, en un combate cerca de Chinameca; y su cadáver está a la pública expectación, desde ayer por la tarde, en el Palacio Municipal de Cuautla.
Las bandas militares recorren las calles de esta ciudad, tocando dianas por el triunfo que las tropas del general González han alcanzado, matando al jefe de la revolución suriana, cuyo cadáver ha sido perfectamente identificado.

Excésior (11-04-1919): MURIO EMILIANO ZAPATA: EL ZAPATISMO HA MUERTO

El sanguinario cabecilla cayó en un ardit, sabiamente preparado por el general don Pablo González… Fuerzas del gobierno le hicieron creer que se había rebelado y cuando tuvieron a tiro lo obligaron a combatir, pereciendo en la lucha el famoso Atila.

La muerte del cabecilla Zapata, indica la muerte de la rebelión del sur; Zapata era la bandera del movimiento rebelde, y al desaparecer el irreductible cabecilla seguramente se acentuará la marcada división que había entre sus subalternos…

El Demócrata (12-04-1919): Cómo fue la muerte del “Atila del Sur”

La inteligencia y la astucia, al servicio de hombres resueltos, vencieron la desconfianza armada de los rebeldes surtianos.

El Pueblo (12-04-1919) : COMO FUE MUERTO EL CABECILLA ZAPATA

Su vencedor, el coronel Guajardo, llevó a cabo un hábil plan de astucia y de valor para lograr la muerte del terrible “Atila del Sur.”

EL UNIVERSAL (12-04-1919): EL SEÑOR PRESIDENTE FELICITA AL GRAL. GONZÁLEZ

… Lo felicito por este importante triunfo que ha obtenido el gobierno de las República con la caída del feje de la revuelta del sur, y por su conducto, al coronel Guajardo y a los demás jefes, oficiales y tropa que tomaron participación en ese combate, los felicito por el mismo hecho de armas, y atendiendo a la solicitud de usted, he dictado acuerdo a la Secretaría de Guerra y Marina para que serán ascendidos al grado inmediato el coronel Jesús M. Guajardo y los demás jefes y oficiales…

New York Times (14-04-1919): Eliminado Zapata, se pacificará México…

Cómo lloraron los zapatistas y el pueblo la muerte de Zapata

Por el lado de las fuerzas del Ejército Libertador del Sur, la tarde del 10 de abril de 1919, el general Gildardo Magaña recibía un parte oficial del mayor Salvador Reyes Avilés, sobreviviente de la masacre de Chinameca y quien fuera Secretario Particular del general Zapata, que comenzaba diciendo:

Tengo la profunda pena de poner en el superior conocimiento de usted que hoy, como a la una y media de la tarde, fue asesinado el C. general en jefe Emiliano Zapata, por tropas del llamado coronel Jesús M. Guajardo, quien con toda premeditación, alevosía y ventaja, consumó la cobarde acción en San Juan Chinameca... (2)

Al día siguiente, el general Gildardo Magaña, desde su campamento en Tochimilco, Puebla, dirigía a todos los generales una circular en la que entre otras cosas decía lo siguiente:

Hoy más que nunca, los que bajo las órdenes del ya glorioso Emiliano Zapata seguimos su ejemplo de patriotismo y de profundo amor al pueblo, tenemos la sagrada obligación, el ineludible deber de continuar la lucha, con mayores bríos, con más fe, con más grandes ardimientos en contra del enemigo carrancista que ya para siempre manchó su nombre con el lodo de la traición. (3)

El coronel José R. Sánchez (4) asistente del general Rafael Cal y Mayor, que encabezaba la revolución zapatista en el estado de Chiapas, nos obsequió un relato desgarrador de cómo se enteraron de la muerte del general Zapata:

Les voy a relatar que el más valiente entre nosotros fue una mujer, la señora Cleotilde de López. Resulta que el general Cal y Mayor siempre sostuvo una correspondencia secreta con don Emiliano Zapata, de quien recibía órdenes. Doña Cleotilde era el más valiente correo y experimentada espía.

Ella era nativa del pueblo de Tecpatán, Chiapas, llevaba y traía siempre el correo entre Chiapas y Morelos, de El Jilguero de Morelos a El Jilguero de Chiapas. Su marido era un inútil, era el capitán Filemón López, de plano ella le ganó el grado al marido. Yo siempre le palié a Cal y Mayor que el capitán era ella y no él…

Resulta que doña Cleotilde viajaba a pie y en tren hasta Morelos, llegaba hasta un pueblo que le dicen Cuautla, trayendo y llevando noticias cada seis meses. En Cuautla se recibía la información y se le daban cartas y papeles. Una sola vez doña Cleotilde habló personalmente con Zapata. Siempre iba y venía y nadie sospechaba de ella, sólo una vez me acuerdo que se enfermó y mandamos a Ernesto Luna en su lugar, que llegó hasta Tlaltizapán.

Ella fingía que iba vendiendo chácharas, como comerciante en pequeño; con su mercadería bajaba a Oaxaca y de ahí hasta Morelos; exponía su vida y varias veces estuvo a punto de ser capturada, pues cruzaba un terreno que estaba en poder los carrancistas. Pero como tenía un aspecto inofensivo, de mujer humilde, quien iba imaginar que andaba armada, con pistola y hasta con correspondencia muy comprometedora.

Ella fue la que nos trajo la mala noticia, lo recuerdo en Pozo Colorado, en la seca de 1919. Estábamos con el general [Cal y Mayor] en una reunión, bajo un gran palo de aguacate. La vimos llegar por un camino largo, largo, que bajaba del monte, triste venía como la más última y triste noticia que recibimos durante la rebeldía: la de la muerte y asesinato a traición de mi general Emiliano Zapata. Allí le lloramos mucho y la gente se nos desmoralizó de a tiro...

Una vez consumada la traición de Chinameca y desaparecido el general Zapata, el desconcierto, el dolor y la desesperanza prevalecieron por algún tiempo entre los oficiales y los soldados que lo siguieron.

El 15 de abril de 1919, cuando ya había sido sepultado el general Zapata, los generales que formaban parte de su Estado Mayor, (5) publicaron un manifiesto Al pueblo mexicano, del que recogemos algunos de sus más bellos párrafos:

El caudillo de la revolución del sur, el ardoroso apóstol del agrarismo, el abnegado redentor de la raza indígena, el hombre enérgicamente representativo del alma mexicana ...Zapata, ese hombre todo corazón y todo carácter, ha sucumbido bajo el golpe de la más artera alevosía, ha muerto en su puesto de luchador, inconmovible ... inquebrantable.

No pudiendo matarlo frente a frente, de hombre a hombre, en medio de las rudezas del combate, han tenido sus enemigos que asesinarlo traidoramente, en cobarde celada...

El general Zapata, al morir, nos ha dejado su herencia; una herencia de abnegación, de espíritu de sacrificio, de amor acendrado a la colectividad, de indiferencia ante el peligro, de fe firmísima ante las dificultades y los obstáculos, de constancia y valor indomable para la lucha, de alta nobleza y de supremo desdén para todo lo que sea interés personal, ambición o egoísmo...
Los indígenas de todo el país saben ya a qué atenerse.

Han comprendido al fin que sólo reconquistando la tierra arrebatada a sus mayores, podrán asegurar su porvenir como raza, su soberanía como hombres, su dignidad como ciudadanos.

El Jefe Zapata ha muerto, pues, cuando ya podía morir, cuando estaba consumada su benemérita obra de difusión de ideales, de persuasión sobre las conciencias, de heroico y altivo despertar de las energías, de las esperanzas y de los entusiasmos de toda una raza...

Él puede vivir tranquilo su vida de inmortal. A nosotros nos toca seguir sus huellas, honrar con hechos su memoria, proseguir su labor generosa y buena, providencial y grande, hasta que cristalice en realidades prácticas, en hechos que impliquen regeneración y en instituciones que envuelvan grandezas...

Nuestros principios son los mismos que sostuvo durante nueve años, con inquebrantable honradez, el general Zapata; nuestras esperanzas y nuestras promesas son las suyas; nuestros anhelos de unificación revolucionaria y de reconstrucción nacional, son los que él abrigó con tan grande nobleza que lo llevaron al sacrificio.


Ahora veamos algunas reacciones de quienes fueron compañeros del general:

Después de la muerte del general... nos reunimos con el general Gildardo Magaña; con él estuvimos todos los pocos que quedamos al mando de ese general. Era el que llevaba la voz en lugar del general Zapata, pero ya después se empezaron a rendir los más y ya sólo unos cuantos quedamos, pero dispersos, porque ya no teníamos guía...
Soldado Victorino Jiménez Sánchez (6)

Cuando murió [el general Zapata], muchos que eran zapatistas se voltearon al carrancismo, por el pago que les daban cada 15 días; el chivo le decían. Yo seguí zapatista y me tuve que ir. Me dijo un tío “vete porque acá andas peligrando.” De ahí nos desbalagamos todos. Yo me fui a Jojutla, a Alpuyeca y Xochitepec. Así anduve... Por eso hoy, sentado en esta silla de ruedas, todavía respondo por el nombre de Zapata, porque quien defiende a los pobres que no se pueden defender es un héroe. Me siento orgulloso de haber servido a un hombre como el general Zapata, el hombre más limpio de la revolución. Por eso seré zapatista hasta el último día de mi vida...
Soldado Mauricio Ramírez Cerón (7)

Hoy, los campesinos, los indígenas, los trabajadores y los mexicanos rinden homenaje al hombre que con gran rectitud y congruencia nos legó principios y valores, como la lealtad al pueblo y a la palabra empeñada (por eso se levantó contra Madero), la firmeza y la valentía ante los poderosos, la incorruptibilidad (por eso lo asesinaron), el desprecio por la riqueza y el poder y, sobre todo, la esperanza de que nuestro país cambie, de que todos cambiemos, para bien de todos y no sólo de unos cuantos.

El zapatismo no es sólo agrarismo, es lucha por la democracia y contra la dictadura y el autoritarismo, es la lucha contra el centralismo y por el federalismo y la autonomía municipal; es la lucha por la república y el régimen parlamentario que se defendió en la Soberana Convención de Aguascalientes; es la lucha por la tierra y la justicia social, por la soberanía, la libertad, la justicia y la legalidad; por la unión de la ética con la política, por la congruencia con los principios y por la entrega de la vida en la lucha por un nuevo proyecto de nación. “...yo me he levantado –escribió Zapata en diciembre de 1911, al coronel Carrancista Fausto Beltrán- no por enriquecerme sino para defender y cumplir ese sacrosanto deber que tiene el pueblo mexicano honrado y estoy dispuesto a morir a la hora que sea, porque llevo la pureza del sentimiento en el corazón y la tranquilidad de la conciencia.”

Finalmente, quisiera resaltar aspectos éticos, ideológicos, patrióticos, solidarios y la mística que caracterizó a la lucha de Zapata. Valores que hoy en día están ausentes entre los políticos y aun en muchos de quienes nos decimos luchadores sociales. A través de corridos y poemas, veamos como se vivió la lucha de Zapata, cómo se vivió y sintió la muerte de Zapata, y por qué persisten sus ideales en el imaginario social, por qué Zapata vive…

SOY ZAPATISTA (Marciano Silva) (8)

Soy zapatista del estado de Morelos
porque proclamo el Plan de Ayala y de San Luís,
si no le cumplen lo que al pueblo le ofrecieron,
sobre las armas lo habremos de hacer cumplir.

Efrén Orozco (9)

Si Madero alzó en el norte
su aguerrida cabalgata,
en el sur lució su porte
el gran general Zapata.

Sin muchos medios ni cobre
vino a jugarse un albur;
con campesinos del sur
hizo su tropa de pobres.

Cuando Emiliano Zapata
dio el grito de rebelión
a su lado de pusieron
los hombres de corazón.

CORRIDO DE DOMINIO POPULAR (10)

Escuchen señores,
oigan el corrido
de un triste acontecimiento;
pues en Chinameca
fue muerto a mansalva
Zapata el gran insurrecto.

El buen Emiliano
que amaba a los pobres
quiso darles libertad;

por eso los indios
de todos lo pueblos
con él fueron a luchar.

Nació entre los pobres,
vivió entre los pobres
y por ellos combatía.

No quiero riquezas,
yo no quiero honores-
A todos así decía.

Se enfrentó al señor madero,
contra Huerta y a Carranza;
pues no le querían cumplirsu plan,
que era el Plan de Ayala

Cuando acaba la refriega
perdona a los prisioneros,
a los heridos los curay
a los pobres da dinero.

Corre, corre, conejito
y cuéntales a tus hermanos:
¡Ya murió el Jefe Zapata
el coco de los tiranos!.

Jilguerito mañanero
de las cumbres soberano,
¡Mira en que forma tan triste
ultimaron a Emiliano!

Arroyito revoltoso,
¿qué te dijo aquel clavel?
Dice que no ha muerto el Jefe,
que Zapata ha de volver…

NOTAS AL PIE:

1. Véase la revista quincenal Nuestro México, No. 9, 1984.

2. López González, Valentín, La Muerte del General Emiliano Zapata. Edit. Gobierno del Estado de Morelos, 1992, p.56

3. Ibid., p. 49

4. El coronel José R. Sánchez, fue asistente del general Rafael Cal y Mayor y compañero de combates en Chiapas durante cuatro años. Este bello testimonio fue tomado de García de León, Antonio, EJÉRCITO DE CIEGOS, testimonio de la guerra chiapaneca entre carrancistas y rebeldes: 1914-1920, pp. 143-144.

5. Entre ellos figuraban: Francisco Mendoza, Genovevo de la O, Everardo González, Jesús Capistrán, Pedro Saavedra, Fortino Ayaquica, Adrián Castrejón, Gildardo Magaña, Joaquín Caamaño, Marcelino Alamirra, Benigno Abúndez, Francisco Alarcón, el licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, el doctor José G. Parres y otros personajes. Véase Emiliano Zapata, Antología, Laura Espejel et al, INAH/INEHRM, 1988, pp. 447-451.

6. Entrevista del autor al soldado zapatista Victorino Jiménez Sánchez, en Atlacahualoya, Mor., el 11 de enero de 1981.

7. Don Mauricio Ramírez Cerón fue originario de Tilzapotla, municipio de Jojutla, donde nació el 22 de septiembre de 1904. Se incorporó al Ejército Libertador del Sur a la edad de 14 años bajo el mando del general Lorenzo Vázquez, cumpliendo misiones de espionaje en las filas enemigas. Falleció en su tierra natal, el 9 de febrero de 2005. Véase diario La Jornada, 11 de Febrero de 2005.

8. Catalina H. de Jiménez, Así Cantaban la Revolución. Edit. Grijalbo, 1991. p. 298.

9. Efrén Orozco, Estampas de la Revolución, Teatro Mexicano de Masas. SEP/INBA, 1956.

10. Vicente T. Mendoza, EL CORRIDO MEXICANO. Fondo de Cultura Económica, México, 1976. p. 81.85