viernes, 26 de marzo de 2010
Una reunión con Juana María Villa y Ana María Zapata
La Jornada
Durante la filmación de mi documental Los últimos zapatistas, héroes olvidados conocí a doña Ana María Zapata Portillo, reconocida oficialmente por el general Emiliano Zapata Salazar como su hija, y quien murió el 28 de febrero pasado, a los 95 años.
En esa ocasión decidí abstenerme de incluirla en la película debido a que quise dar prioridad a los combatientes que acompañaron en su lucha al Caudillo del Sur, aunque nunca abandoné la idea de fotografiarla más adelante.
Esto fue posible durante las últimas semanas de filmación de mi segunda película, Pancho Villa, la Revolución no ha terminado, que trata sobre el movimiento revolucionario encabezado por El Centauro del Norte. Mi idea era entrelazar fílmicamente esta gesta de la frontera norte con la del Ejército Libertador del Sur.
Así, gracias a la cordialidad de doña Ana María Zapata y a la afabilidad de doña Juana María Villa, hija del revolucionario duranguense, logré unir a estas dos singulares mujeres y con sus fotografías tender un puente visual entre dos tiempos históricos, para evidenciar la hermandad de principios que vinculó a las dos figuras más prominentes de la Revolución Mexicana: Emiliano Zapata y Francisco Villa.
Esta memorable sesión ocurrió el 14 de enero de 2006, cuando se pudo organizar una reunión entre las descendientes de ambos generales revolucionarios, en la casa del hijo de doña Ana María, Manuel Manrique Zapata, y de su esposa, Raquel, en la ciudad de Cuautla, Morelos.
Doña Juana María Villa arribó a la ciudad morelense luego de dos horas de viaje, con las mejillas encendidas por el calor: venía desde la colonia Lindavista, al norte del Distrito Federal.
Cuando Angelita, su comadre y dama de compañía, abrió la puerta del automóvil, doña Juana María tuvo gran dificultad para descender del vehículo, y entonces fue conmovedor ver cómo doña Ana María Zapata, de edad similar, se aprestó a ayudarla.
Tener frente a mi cámara a las hijas de Francisco Villa y Emiliano Zapata era un acontecimiento único, ya que, como expresé líneas arriba, mi propósito era documentar precisamente la armonía que se dio entre ambas mujeres, como una suerte de metáfora de lo que ambos revolucionarios representaron en la vida de nuestro país y la hermandad de los ideales populares de la Revolución.
No recuerdo cuántas fotografías les tomé ese día ni la cantidad de minutos que utilicé para videograbarlas, en un testimonio en el que ambas relataron muchos pasajes de sus vidas. No obstante, las imágenes que había captado sólo mostraban a dos mujeres mayores, y como a mi juicio las fotografías deben hablar por sí mismas, necesitaba algún elemento que evidenciara claramente quiénes habían sido sus progenitores.
Así, se me ocurrió darles una reproducción de la célebre fotografía tomada en noviembre de 1914 en Palacio Nacional, en la que Francisco Villa aparece sentado en la silla presidencial y a su lado está Emiliano Zapata. Cuando doña Ana María Zapata vio esa fotografía histórica sus ojos centellaron, y con una sonrisa le dijo a doña Juana María Villa: “¡Mira hermana, aquí están juntos nuestros papacitos!”
Después de captar la imagen de ambas sujetando el retrato de sus padres, me di cuenta de que dicha foto contenía lo que deseaba mostrar: que a pesar de haber estado separados por miles de kilómetros, Emiliano Zapata y Francisco Villa estaban cerca uno del otro; esto mismo lo evidenciaban sus hijas, quienes también se sentían íntimamente unidas por lazos más fuertes que el tiempo y la distancia.
Ya más relajados, luego de la sesión de fotos y video, charlé con ellas. Doña Ana María se mostró entusiasmada cuando le enseñé mi libro titulado Emiliano Zapata, un valiente que escribió historia con su propia sangre. Al ver la fotografía de la portada, en la que aparecen los pies del soldado zapatista Marcelino Anrubio, suspiró y me dijo: “Mi padre usaba botines charros para cabalgar, pero cuando trabajaba en la parcela acostumbraba usar unos huaraches parecidos a éstos, que aquí en Morelos les llamamos de tres tiras de cuero”.
Doña Ana María hojeaba pausadamente el libro, tratando de reconocer los rostros de aquellos que habían peleado al lado de su padre, se detenía por unos momentos ante algún retrato y en voz muy baja decía: “A este señor lo conozco, pero los años nos han cambiado, ahora todos estamos decrépitos, igual que los ideales jamás cumplidos de mi padre, traicionados por la corrupción. Los que vivimos la Revolución envejecimos escuchando falsas promesas de presidentes y gobernantes”.
Cuando llegó hacia el final del libro, donde describo la muerte del general Zapata, doña Ana María me pidió: “Hágame el favor de leerme lo que escribió acerca de la forma ruin y traicionera en que asesinaron a mi padre, si yo lo hago me pongo a llorar ahorita mismo, no tanto de tristeza como de rabia”.
Entonces comencé a leer: “Jesús Guajardo, quien ya había recibido órdenes de Venustiano Carranza para cometer el homicidio, instruyó al regimiento que aguardaba a Emiliano Zapata aquel día en la hacienda de Chinameca, los mercenarios federales parecían preparados para rendir la salutación correspondiente al rango del visitante. El clarín tocó tres veces llamada de honor y al apagarse la última nota, los milicianos que presentaban armas al general revolucionario le descargaron dos veces sus fusiles a quemarropa. La vileza se abatió sobre aquel gallardo jinete derribándolo bajo cobarde granizo de metal disparado a mansalva. Las inmundas balas rasgaron la piel del Caudillo del Sur, violando sus fornidos músculos. El plomo caliente se abrió paso entre vísceras y arterias, al derrumbarse aquel hombre bravío sobre la burda tierra, sintió que a su cuerpo lo anegaba una laguna muda y carmesí.
“El cerebro de aquel combatiente se negaba a aceptar lo que le estaba ocurriendo, lo habían traicionado, así suciamente, como se cometen las perfidias incubadas en los albañales del gobierno. Por un quebrado instante pensó en sus padres, y en su propia familia, sus recuerdos estaban hinchados de pobreza. Creyó estar delirando, cabalgando libre sin ataduras, pero esa borrosa alucinación se fragmentó febrilmente, aquel incorruptible ser humano inútilmente trató de aferrarse a la vida, su encomienda no había terminado, sus paisanos le habían encargado la restauración de su honor y el derecho a rememorar biografías decorosas. Pero aquellas impunes ráfagas lo habían perforado, su existencia se le escapaba volando igual que el pájaro cenzontle a inalcanzable rama.
“Con intuitiva gallardía trató de no sucumbir en aquel pozo que ya se estaba poniendo frío, pero sus manos estaban agarrotadas, no podía asirse de nada, caía hondo hacia el obscuro desfiladero que trae la agonía, sólo la muerte fue capaz de impedir que Emiliano Zapata montara de nuevo su caballo.”
Doña Ana María hizo que detuviera la lectura, sus ojos refulgían cristalinos, sin embargo, no permitió que lágrima alguna escapara de ellos. Entonces me dijo casi en un susurro: “me sorprende lo que me acaba de leer, parecería que usted estuvo ahí”, no dijo más y estrechó mi mano para despedirse, no sin antes agradecerme por haber narrado en mi libro a la gente la valerosa honestidad de su padre...
Como siempre me sucede cuando una emoción intensa me abruma, mis pensamientos se atropellan y soy incapaz de articular mis ideas, pero al escuchar esas palabras de doña Ana María Zapata, me sobrepuse para responderle: “No tiene nada que agradecer, yo soy el que debo darle las gracias por el privilegio de poder convivir con los últimos zapatistas, porque soy solamente un fotógrafo disparando contra del olvido”.
http://www.jornada.unam.mx/2010/03/23/index.php?section=opinion&article=a10a1esp
lunes, 1 de marzo de 2010
Biografía de Ana María Zapata Portillo. Por Valentín López González
En 1936 se instala el comité de esta unión y Ana María Zapata Portillo forma parte como vocal de esta primera directiva.
El 23 de septiembre de ese mismo año fue comisionada para conmemorar en Atlixco al general Lázaro Cárdenas por parte de la Unión de Mujeres Americanas.
El 1º. de septiembre de 1936 Ana María Zapata Salazar es una de las mujeres que firman la petición al general Lázaro Cárdenas y al Senado de la República para solicitar la igualdad de derechos para las mujeres.
Ese mismo año, en honor de su tía María de Jesús Zapata, hermana del caudillo, hicieron gestiones para que a la mujer se le concediera el derecho al voto.
En 1937 en la ciudad de Cuernavaca, se fundó la Liga de Comunidades Agrarias y en la primera directiva de este organismo fue electa Ana María Zapata como secretaria de Acción Femenil.
Más tarde colaboró con la profesora Celia Montaño Félix (hija del general Otilio Montaño), las coronelas María Félix Méndez, Rosa Bobadilla viuda de Casas, así como con la profesora Celia Muñoz Santarreaga, quienes hicieron fuerza dentro del Partido Nacional Revolucionario para que la mujer tuviera derecho al voto.
En el año de 1938 el grupo denominado Mujeres Americanas cambió de nombre por el de Unión de Mujeres Revolucionarias del Estado de Morelos, en tiempos del gobernador Elpidio Perdomo y este grupo celebró en Cuernavaca una Convención de Mujeres el 8 de agosto de 1938, el tema de esta reunión fue Los Derechos de la Mujer Mexicana.
En esta convención se pidió la derogación del artículo 37 de la Ley Electoral de Poderes Federales por ser violatorio a los derechos de la mujer.
En 1940 fue nombrada presidenta de Acción Femenil en la campaña del estado de Morelos para sostener como candidato al general Manuel Avila Camacho en su candidatura a la Presidencia de la República.
Ana María Zapata ha sido una luchadora por los derechos de la mujer, en 1942 en la ciudad de Cuautla, fundó un taller de costura para capacitar a las mujeres de condición humilde, esta acción fue patrocinada por las mujeres revolucionarias.
El 10 de abril de 1949 le tocó dar la bienvenida al licenciado Miguel Alemán Valdés en su visita que, como Presidente de la República hizo al estado de Morelos.
En 1952 fue comisionada para dar la bienvenida al candidato a la Presidencia de la República al señor don Adolfo Ruiz Cortines y ese mismo día le entregó la petición de las mujeres de Morelos, para que se les otorgara el voto a las mujeres.
Ese mismo año participó activamente en la campaña política del candidato al gobierno del estado, general Rodolfo López de Nava.
Posteriormente fue comisionada por la CNC para entregar títulos agrarios en la comunidad de Tenextepango.
En agosto de 1953, fue delegada al Concurso Nacional de la Mujer, celebrado en la ciudad de México.
El 10 de abril de 1955 en la ciudad de Cuautla, en el homenaje a su padre el general Emiliano Zapata, fue condecorada por el representante del Presidente de la República señor don Cástulo Ruiz Villaseñor.
En enero de 1957 fue delegada efectiva por el estado de Morelos al Sexto Congreso Nacional Ordinario de la CNC, ese mismo año también fue delegada a la Convención del partido y luchó para que se diera ayuda económica a las viudas de los revolucionarios.
El 8 de febrero de 1958 fue delegada efectiva a la Asamblea Política Estatal de la CNOP.
En el trienio 1958-1960 fue síndico procurador del ayuntamiento de Cuautla.
En 1960 fue directora de Acción Femenil del Comité Ejecutivo Regional del PRI.
Durante los años de 1958-1961 fungió como diputada federal por el estado de Morelos en el Congreso de la Unión. Fue la primera mujer electa diputada federal de ese estado.
Falleció el 28 de febrero de 2010 en la ciudad de Cuautla, donde fue enterrada al día siguiente en el Panteón Municipal.
Fuente:
Valentín López González. La Mujer Morelense en la Política. Tomo I. Edición del autor. Cuernavaca, México, 1995. Páginas 27 y 28.
domingo, 28 de febrero de 2010
Falleció Anita Zapata, la última hija de Emiliano Zapata

Ana María Zapata Portillo, última de los hijos del general Emiliano Zapata, murió alrededor de las 2:00 horas de la madrugada del domingo 28 de febrero de 2010, a la edad de 95 años, víctima de insuficiencia renal y de un mal hepático que le aquejaban en los últimos meses.
"Anita", como se le conocía, nació en Cuautla el 22 de junio de 1915, y su madre fue Petra Portillo Torres.
Tuvo siete hijos, de apellido Manrique Zapata, de su matrimonio con el telegrafista José Manrique, con quien se casó en 1943.
Los hijos que le sobreviven son Manuel, Beatriz Ofelia, Ana María y Martha.
Descanse en paz.
Fotografías tomadas a Anita Zapata el 9 de Abril de 2008, un día antes de inaugurar la exposición sobre Emiliano Zapata que se realizó en Caracas, Venezuela:

Anita Zapata.
De izquierda a derecha, Margarita Zapata, Anita Zapata
y Martha Portillo Zapata, su hija. A la izquierda Martha Portillo Zapata; a la derecha, Anita Zapata.
De izquierda a derecha, Martha Portillo Zapata,
Anita Zapata y Francisco Garay.
lunes, 17 de agosto de 2009
130 Aniversario del nacimiento de Emiliano Zapata
Hace 130 años, un 8 de agosto como hoy, nació en Anenecuilco el general Emiliano Zapata Salazar.
Heredero de una larga tradición de lucha de sus antepasados, desde muy joven tomó conciencia de los derechos agrarios de los habitantes de su pueblo y la lucha por la tierra para los campesinos pobres sería su bandera a los largo de la revolución iniciada en 1910.
En su lucha por la tierra, la justicia y la libertad se enfrentó a la dictadura de Porfirio Díaz, a los gobiernos anticampesinos de Madero, Huerta y Carranza.
Zapata conferenció con el general Francisco Villa en Xochimilco en 1914; desde entonces representaron la corriente revolucionaria más consecuente y leal a los intereses del pueblo mexicano.
El movimiento zapatista aportó a la Revolución Mexicana el Plan de Ayala, cuyos ideales y principios democráticos y de justicia social siguen vigentes, y varios de ellos no se han cumplido aún.
Zapata luchó y murió por los más pobres, por los desheredados del campo, por los indios; y nunca traicionó los principios revolucionarios.
Zapata sólo pudo ser derrotado mediante la traición, urdida por Pablo González y ejecutada por José María Guajardo en Chinameca el 10 de abril de 1919.
Así como fue traicionado el general en 1919, los gobernantes actuales traicionan cada día sus ideales; por más que se digan zapatistas, sus intereses y aspiraciones son los mismos que sostenían los enemigos de Zapata y los que lo mandaron a asesinar.
Por ello, compañeros y compañeras, sólo los campesinos en lucha podremos sostener el símbolo heroico de Zapata y seguir su ejemplo hasta que logremos la justicia y la democracia por la que ofrendó su vida.
¡VIVA EL GENERAL EMILIANO ZAPATA!.
Declaración de Cuautla
Declaración de Cuautla
Conscientes de que el país vive una grave crisis económica, ambiental, financiera y alimentaria y de que las políticas oficiales actuales excluyen de los planes de desarrollo a los campesinos pobres y a los pueblos indígenas.
Convencidos de que el gobierno no ha escuchado las demandas de los campesinos ni ha cumplido con compromisos contraídos por ellos, como el Acuerdo Nacional para el Campo firmado en 2003.
Convencidos de que tanto los gobiernos priistas como los panistas están al servicio de los intereses del capital nacional e internacional, así como de los explotadores del pueblo y los trabajadores.
Conscientes de que los mercados, las transnacionales, las naciones imperialistas y las políticas neoliberales son las causantes de la actual crisis y del empobrecimiento de millones de seres humanos.
Conscientes de que los campesinos son el futuro de la sociedad y son los únicos que pueden alimentar al mundo y salvar de hambrunas a la humanidad.
Convencidos de que quienes nos gobiernan, no representan ni defienden los ideales de Zapata, porque son herederos de quienes lo combatieron.
Los campesinos morelenses y organizaciones que suscribimos, reunidos en la ciudad de Cuautla, Mor., con motivo del 130 Aniversario del Natalicio del general Emiliano Zapata Salazar, en nombre de los ideales zapatistas,
DECLARAMOS:
1º Que continuaremos las luchas agraristas y democráticas emprendidas por Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo y los revolucionarios de Morelos, con el fin de procurar una vida digna para los trabajadores del campo, en alianza con las organizaciones populares y democráticas.
2º Que mantendremos sin descanso la lucha por un nuevo modelo de desarrollo rural sostenible, basado en la agricultura campesina.
3º Que fortaleceremos la lucha por la seguridad y la soberanía alimentaria.
4º Que mantendremos la lucha por la revisión del capítulo agropecuario del TLCAN y, en particular, la salida del maíz y del frijol de ese tratado.
5º Que recurriremos a todas las instancias del poder público para la protección y fomento de nuestras semillas nativas y la prohibición de la entrada de semillas transgénicas en el estado y en el país, en el marco de la Campaña Nacional SIN MAÍZ NO HAY PAÍS.
6º Que impulsaremos en el Congreso de la Unión la reorientación del PROCAMPO y otros subsidios en beneficio de los pequeños productores rurales.
7º Que pugnaremos porque los programas gubernamentales reduzcan partidas con fines asistenciales y fomenten la inversión productiva, la producción de alimentos y el empleo rural, así como la capacitación integral de los pequeños y medianos productores.
8º Que apoyaremos todas las luchas sociales del campo y la ciudad, las luchas contra la represión gubernamental, así como la defensa de los derechos humanos
¡ZAPATA VIVE LA LUCHA SIGUE!
Cuautla, Mor., agosto 8 de 2009
Unión de Pueblos de Morelos-CNPA, Campo, A.C., Fundación Emiliano Zapata, Fondo de Lucha para la Democracia, Coordinadora de Grupos Culturales Indígenas y Populares, Ciudadanos en Defensa de la Democracia
sábado, 6 de junio de 2009
Dos visiones de la muerte y la actualidad de Zapata
Cuautla, Mor., abril 2 de 2009
DOS VISIONES DE LA MUERTE Y LA ACTUALIDAD DE ZAPATA
Por Plutarco Emilio García Jiménez
Conferencia en el Homenaje al general Emiliano Zapata.
Ayuntamiento de Cuautla y la Fundación de Estudios e Investigación Emiliano Zapata.
Este año se cumplirá un siglo en que el joven Emiliano Zapata fue nombrado Calpuleque por la Junta de Defensa del pueblo de Anenecuilco. Su misión sería recuperar las tierras arrebatadas a su pueblo por los hacendados.
En 1911, en los días de semana santa, Pablo Torres Burgos y Emiliano Zapata, al saber que la revolución había estallado en el norte y en algunas regiones del estado de Guerrero, aprovecharon la fiesta de Cuaresma en Cuautla, para iniciar su levantamiento.
Con el grito “¡Arriba pueblos, abajo haciendas!, un grupo de jóvenes irrumpió en Villa de Ayala, donde dieron lectura al Plan de San Luís y llamaron a la población a sumarse al movimiento.
Al grupo rebelde se unieron habitantes de Moyotepec, San Rafael Zaragoza, Quilamula y Los Hornos. Desde las playas del Río Grande recorrieron la Sierra de Huautla, para reunirse en Mitepec, Puebla con el viejo revolucionario Gabriel Tepepa. Así nació el ejército zapatista.
Ante la negativa de Madero a devolver las tierras a los pueblos que fueron despojados de ellas, Zapata lanzó el Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911. En este histórico documento se plasmó no sólo la demanda agraria, sino las utopías de la libertad, la democracia, la justicia y el respeto a la ley.
El lanzamiento del Plan de Ayala marca la ruptura entre los revolucionarios que sólo ambicionaban el poder y los revolucionarios que demandaban cambios en beneficio de los desposeídos, como la tierra, la democracia y la libertad para el pueblo.
Los zapatistas experimentaron diversas formas de lucha, además de la armada; pusieron en práctica formas de gobierno comunitario, fortalecieron el municipio, recuperaron la tierra en muchos pueblos de Morelos y Guerrero; mantuvieron la agricultura campesina y la economía rural; dieron lecciones sobre democracia y la aplicación de la justicia.
Resistieron nueve años en su terca y heroica lucha (a la que en 1914 se incorporaron los Villistas), primero contra la dictadura porfirista, luego contra Madero, Huerta, Carranza y Obregón.
La lucha de los guerreros del sur terminó con la traición y muerte al general Zapata, el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca.
Cómo celebró la prensa oficial la muerte del general Zapata
A lo largo de la lucha zapatista, el Caudillo del Sur y sus huestes fueron objeto de los más groseros y zahirientes calificativos, en no pocas ocasiones, con gran carga racista y discriminatoria.
Días antes de la traición la prensa nacional al servicio de los hacendados, arreció sus ataques e insultos contra el “Atila del Sur”, “El Chacal”, el bandolero que comandaba “hordas de forajidos”, etc., al tiempo que se exaltaba el valor y el patriotismo de Venustiano Carranza y del general Pablo González, y se glorificaba la defección o rendición de algunos oficiales zapatistas.
Los días siguientes de la traición y asesinato del general Zapata, el 11 y 12 de abril de 1919, la prensa nacional e internacional (1) publicaron con júbilo y triunfalismo los pormenores de la cobarde emboscada que Guajardo le tendió al jefe de la Revolución del Sur.
El diario El Universal (11-04-1919) publicaba en primera plana: EMILIANO ZAPATA, DERROTADO Y MUERTO POR TROPAS DEL GRAL. PABLO GONZÁLEZ.
El Demócrata (11-04-1919) en su primera plana decía: EMILIANO ZAPATA FUE MUERTO EN COMBATE. Fuerzas del Coronel Jesús Guajardo, dieron fin a la vida del “Atila del Sur”. Y la nota continuaba:
EMILIANO ZAPATA, el “Atila del Sur”, semejante por sus crímenes al rey de los Hunos que saqueó Roma; Zapata el errante merodeador que desde 1910 conmoviera a la República en las montañas de Morelos…; Zapata el destructor de Morelos, el volador de trenes, el sanguinario que bebía en copas de oro, por su idiosincrática cobardía personal, pagó ya su tributo a la naturaleza, a manos del coronel Jesús Guajardo, en un combate cerca de Chinameca; y su cadáver está a la pública expectación, desde ayer por la tarde, en el Palacio Municipal de Cuautla.
Las bandas militares recorren las calles de esta ciudad, tocando dianas por el triunfo que las tropas del general González han alcanzado, matando al jefe de la revolución suriana, cuyo cadáver ha sido perfectamente identificado.
Excésior (11-04-1919): MURIO EMILIANO ZAPATA: EL ZAPATISMO HA MUERTO
El sanguinario cabecilla cayó en un ardit, sabiamente preparado por el general don Pablo González… Fuerzas del gobierno le hicieron creer que se había rebelado y cuando tuvieron a tiro lo obligaron a combatir, pereciendo en la lucha el famoso Atila.
La muerte del cabecilla Zapata, indica la muerte de la rebelión del sur; Zapata era la bandera del movimiento rebelde, y al desaparecer el irreductible cabecilla seguramente se acentuará la marcada división que había entre sus subalternos…
El Demócrata (12-04-1919): Cómo fue la muerte del “Atila del Sur”
La inteligencia y la astucia, al servicio de hombres resueltos, vencieron la desconfianza armada de los rebeldes surtianos.
El Pueblo (12-04-1919) : COMO FUE MUERTO EL CABECILLA ZAPATA
Su vencedor, el coronel Guajardo, llevó a cabo un hábil plan de astucia y de valor para lograr la muerte del terrible “Atila del Sur.”
EL UNIVERSAL (12-04-1919): EL SEÑOR PRESIDENTE FELICITA AL GRAL. GONZÁLEZ
… Lo felicito por este importante triunfo que ha obtenido el gobierno de las República con la caída del feje de la revuelta del sur, y por su conducto, al coronel Guajardo y a los demás jefes, oficiales y tropa que tomaron participación en ese combate, los felicito por el mismo hecho de armas, y atendiendo a la solicitud de usted, he dictado acuerdo a la Secretaría de Guerra y Marina para que serán ascendidos al grado inmediato el coronel Jesús M. Guajardo y los demás jefes y oficiales…
New York Times (14-04-1919): Eliminado Zapata, se pacificará México…
Cómo lloraron los zapatistas y el pueblo la muerte de Zapata
Por el lado de las fuerzas del Ejército Libertador del Sur, la tarde del 10 de abril de 1919, el general Gildardo Magaña recibía un parte oficial del mayor Salvador Reyes Avilés, sobreviviente de la masacre de Chinameca y quien fuera Secretario Particular del general Zapata, que comenzaba diciendo:
Tengo la profunda pena de poner en el superior conocimiento de usted que hoy, como a la una y media de la tarde, fue asesinado el C. general en jefe Emiliano Zapata, por tropas del llamado coronel Jesús M. Guajardo, quien con toda premeditación, alevosía y ventaja, consumó la cobarde acción en San Juan Chinameca... (2)
Al día siguiente, el general Gildardo Magaña, desde su campamento en Tochimilco, Puebla, dirigía a todos los generales una circular en la que entre otras cosas decía lo siguiente:
Hoy más que nunca, los que bajo las órdenes del ya glorioso Emiliano Zapata seguimos su ejemplo de patriotismo y de profundo amor al pueblo, tenemos la sagrada obligación, el ineludible deber de continuar la lucha, con mayores bríos, con más fe, con más grandes ardimientos en contra del enemigo carrancista que ya para siempre manchó su nombre con el lodo de la traición. (3)
El coronel José R. Sánchez (4) asistente del general Rafael Cal y Mayor, que encabezaba la revolución zapatista en el estado de Chiapas, nos obsequió un relato desgarrador de cómo se enteraron de la muerte del general Zapata:
Les voy a relatar que el más valiente entre nosotros fue una mujer, la señora Cleotilde de López. Resulta que el general Cal y Mayor siempre sostuvo una correspondencia secreta con don Emiliano Zapata, de quien recibía órdenes. Doña Cleotilde era el más valiente correo y experimentada espía.
Ella era nativa del pueblo de Tecpatán, Chiapas, llevaba y traía siempre el correo entre Chiapas y Morelos, de El Jilguero de Morelos a El Jilguero de Chiapas. Su marido era un inútil, era el capitán Filemón López, de plano ella le ganó el grado al marido. Yo siempre le palié a Cal y Mayor que el capitán era ella y no él…
Resulta que doña Cleotilde viajaba a pie y en tren hasta Morelos, llegaba hasta un pueblo que le dicen Cuautla, trayendo y llevando noticias cada seis meses. En Cuautla se recibía la información y se le daban cartas y papeles. Una sola vez doña Cleotilde habló personalmente con Zapata. Siempre iba y venía y nadie sospechaba de ella, sólo una vez me acuerdo que se enfermó y mandamos a Ernesto Luna en su lugar, que llegó hasta Tlaltizapán.
Ella fingía que iba vendiendo chácharas, como comerciante en pequeño; con su mercadería bajaba a Oaxaca y de ahí hasta Morelos; exponía su vida y varias veces estuvo a punto de ser capturada, pues cruzaba un terreno que estaba en poder los carrancistas. Pero como tenía un aspecto inofensivo, de mujer humilde, quien iba imaginar que andaba armada, con pistola y hasta con correspondencia muy comprometedora.
Ella fue la que nos trajo la mala noticia, lo recuerdo en Pozo Colorado, en la seca de 1919. Estábamos con el general [Cal y Mayor] en una reunión, bajo un gran palo de aguacate. La vimos llegar por un camino largo, largo, que bajaba del monte, triste venía como la más última y triste noticia que recibimos durante la rebeldía: la de la muerte y asesinato a traición de mi general Emiliano Zapata. Allí le lloramos mucho y la gente se nos desmoralizó de a tiro...
Una vez consumada la traición de Chinameca y desaparecido el general Zapata, el desconcierto, el dolor y la desesperanza prevalecieron por algún tiempo entre los oficiales y los soldados que lo siguieron.
El 15 de abril de 1919, cuando ya había sido sepultado el general Zapata, los generales que formaban parte de su Estado Mayor, (5) publicaron un manifiesto Al pueblo mexicano, del que recogemos algunos de sus más bellos párrafos:
El caudillo de la revolución del sur, el ardoroso apóstol del agrarismo, el abnegado redentor de la raza indígena, el hombre enérgicamente representativo del alma mexicana ...Zapata, ese hombre todo corazón y todo carácter, ha sucumbido bajo el golpe de la más artera alevosía, ha muerto en su puesto de luchador, inconmovible ... inquebrantable.
No pudiendo matarlo frente a frente, de hombre a hombre, en medio de las rudezas del combate, han tenido sus enemigos que asesinarlo traidoramente, en cobarde celada...
El general Zapata, al morir, nos ha dejado su herencia; una herencia de abnegación, de espíritu de sacrificio, de amor acendrado a la colectividad, de indiferencia ante el peligro, de fe firmísima ante las dificultades y los obstáculos, de constancia y valor indomable para la lucha, de alta nobleza y de supremo desdén para todo lo que sea interés personal, ambición o egoísmo...
Los indígenas de todo el país saben ya a qué atenerse.
Han comprendido al fin que sólo reconquistando la tierra arrebatada a sus mayores, podrán asegurar su porvenir como raza, su soberanía como hombres, su dignidad como ciudadanos.
El Jefe Zapata ha muerto, pues, cuando ya podía morir, cuando estaba consumada su benemérita obra de difusión de ideales, de persuasión sobre las conciencias, de heroico y altivo despertar de las energías, de las esperanzas y de los entusiasmos de toda una raza...
Él puede vivir tranquilo su vida de inmortal. A nosotros nos toca seguir sus huellas, honrar con hechos su memoria, proseguir su labor generosa y buena, providencial y grande, hasta que cristalice en realidades prácticas, en hechos que impliquen regeneración y en instituciones que envuelvan grandezas...
Nuestros principios son los mismos que sostuvo durante nueve años, con inquebrantable honradez, el general Zapata; nuestras esperanzas y nuestras promesas son las suyas; nuestros anhelos de unificación revolucionaria y de reconstrucción nacional, son los que él abrigó con tan grande nobleza que lo llevaron al sacrificio.
Ahora veamos algunas reacciones de quienes fueron compañeros del general:
Después de la muerte del general... nos reunimos con el general Gildardo Magaña; con él estuvimos todos los pocos que quedamos al mando de ese general. Era el que llevaba la voz en lugar del general Zapata, pero ya después se empezaron a rendir los más y ya sólo unos cuantos quedamos, pero dispersos, porque ya no teníamos guía...
Soldado Victorino Jiménez Sánchez (6)
Cuando murió [el general Zapata], muchos que eran zapatistas se voltearon al carrancismo, por el pago que les daban cada 15 días; el chivo le decían. Yo seguí zapatista y me tuve que ir. Me dijo un tío “vete porque acá andas peligrando.” De ahí nos desbalagamos todos. Yo me fui a Jojutla, a Alpuyeca y Xochitepec. Así anduve... Por eso hoy, sentado en esta silla de ruedas, todavía respondo por el nombre de Zapata, porque quien defiende a los pobres que no se pueden defender es un héroe. Me siento orgulloso de haber servido a un hombre como el general Zapata, el hombre más limpio de la revolución. Por eso seré zapatista hasta el último día de mi vida...
Soldado Mauricio Ramírez Cerón (7)
Hoy, los campesinos, los indígenas, los trabajadores y los mexicanos rinden homenaje al hombre que con gran rectitud y congruencia nos legó principios y valores, como la lealtad al pueblo y a la palabra empeñada (por eso se levantó contra Madero), la firmeza y la valentía ante los poderosos, la incorruptibilidad (por eso lo asesinaron), el desprecio por la riqueza y el poder y, sobre todo, la esperanza de que nuestro país cambie, de que todos cambiemos, para bien de todos y no sólo de unos cuantos.
El zapatismo no es sólo agrarismo, es lucha por la democracia y contra la dictadura y el autoritarismo, es la lucha contra el centralismo y por el federalismo y la autonomía municipal; es la lucha por la república y el régimen parlamentario que se defendió en la Soberana Convención de Aguascalientes; es la lucha por la tierra y la justicia social, por la soberanía, la libertad, la justicia y la legalidad; por la unión de la ética con la política, por la congruencia con los principios y por la entrega de la vida en la lucha por un nuevo proyecto de nación. “...yo me he levantado –escribió Zapata en diciembre de 1911, al coronel Carrancista Fausto Beltrán- no por enriquecerme sino para defender y cumplir ese sacrosanto deber que tiene el pueblo mexicano honrado y estoy dispuesto a morir a la hora que sea, porque llevo la pureza del sentimiento en el corazón y la tranquilidad de la conciencia.”
Finalmente, quisiera resaltar aspectos éticos, ideológicos, patrióticos, solidarios y la mística que caracterizó a la lucha de Zapata. Valores que hoy en día están ausentes entre los políticos y aun en muchos de quienes nos decimos luchadores sociales. A través de corridos y poemas, veamos como se vivió la lucha de Zapata, cómo se vivió y sintió la muerte de Zapata, y por qué persisten sus ideales en el imaginario social, por qué Zapata vive…
SOY ZAPATISTA (Marciano Silva) (8)
Soy zapatista del estado de Morelos
porque proclamo el Plan de Ayala y de San Luís,
si no le cumplen lo que al pueblo le ofrecieron,
sobre las armas lo habremos de hacer cumplir.
Efrén Orozco (9)
Si Madero alzó en el norte
su aguerrida cabalgata,
en el sur lució su porte
el gran general Zapata.
Sin muchos medios ni cobre
vino a jugarse un albur;
con campesinos del sur
hizo su tropa de pobres.
Cuando Emiliano Zapata
dio el grito de rebelión
a su lado de pusieron
los hombres de corazón.
CORRIDO DE DOMINIO POPULAR (10)
Escuchen señores,
oigan el corrido
de un triste acontecimiento;
pues en Chinameca
fue muerto a mansalva
Zapata el gran insurrecto.
El buen Emiliano
que amaba a los pobres
quiso darles libertad;
por eso los indios
de todos lo pueblos
con él fueron a luchar.
Nació entre los pobres,
vivió entre los pobres
y por ellos combatía.
No quiero riquezas,
yo no quiero honores-
A todos así decía.
Se enfrentó al señor madero,
contra Huerta y a Carranza;
pues no le querían cumplirsu plan,
que era el Plan de Ayala
Cuando acaba la refriega
perdona a los prisioneros,
a los heridos los curay
a los pobres da dinero.
Corre, corre, conejito
y cuéntales a tus hermanos:
¡Ya murió el Jefe Zapata
el coco de los tiranos!.
Jilguerito mañanero
de las cumbres soberano,
¡Mira en que forma tan triste
ultimaron a Emiliano!
Arroyito revoltoso,
¿qué te dijo aquel clavel?
Dice que no ha muerto el Jefe,
que Zapata ha de volver…
NOTAS AL PIE:
1. Véase la revista quincenal Nuestro México, No. 9, 1984.
2. López González, Valentín, La Muerte del General Emiliano Zapata. Edit. Gobierno del Estado de Morelos, 1992, p.56
3. Ibid., p. 49
4. El coronel José R. Sánchez, fue asistente del general Rafael Cal y Mayor y compañero de combates en Chiapas durante cuatro años. Este bello testimonio fue tomado de García de León, Antonio, EJÉRCITO DE CIEGOS, testimonio de la guerra chiapaneca entre carrancistas y rebeldes: 1914-1920, pp. 143-144.
5. Entre ellos figuraban: Francisco Mendoza, Genovevo de la O, Everardo González, Jesús Capistrán, Pedro Saavedra, Fortino Ayaquica, Adrián Castrejón, Gildardo Magaña, Joaquín Caamaño, Marcelino Alamirra, Benigno Abúndez, Francisco Alarcón, el licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, el doctor José G. Parres y otros personajes. Véase Emiliano Zapata, Antología, Laura Espejel et al, INAH/INEHRM, 1988, pp. 447-451.
6. Entrevista del autor al soldado zapatista Victorino Jiménez Sánchez, en Atlacahualoya, Mor., el 11 de enero de 1981.
7. Don Mauricio Ramírez Cerón fue originario de Tilzapotla, municipio de Jojutla, donde nació el 22 de septiembre de 1904. Se incorporó al Ejército Libertador del Sur a la edad de 14 años bajo el mando del general Lorenzo Vázquez, cumpliendo misiones de espionaje en las filas enemigas. Falleció en su tierra natal, el 9 de febrero de 2005. Véase diario La Jornada, 11 de Febrero de 2005.
8. Catalina H. de Jiménez, Así Cantaban la Revolución. Edit. Grijalbo, 1991. p. 298.
9. Efrén Orozco, Estampas de la Revolución, Teatro Mexicano de Masas. SEP/INBA, 1956.
10. Vicente T. Mendoza, EL CORRIDO MEXICANO. Fondo de Cultura Económica, México, 1976. p. 81.85